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Soltando el alma. No es desazón, es ganas de ser libre

Soltando el alma.

No es desazón, es ganas de ser libre

No es que no me intereses, es que no siento nada.

No es que me volviera  antisocial, es que deseo rodearme de personas con un propósito de vida.

Me gusta rodearme de gente que no solo comente de lo linda que estoy o del color de mi vestido, quiero gente que se fije en que tan feliz camino.

Quiero rodearme de personas a los cuales les resulte más agradable sonreír a mi lado que ser parte de mi círculo social.

Me gustan los amigos que se quedan, aun cambien las circunstancias, me gustan los que aun conociendo mis defectos les gusta ser leales.

Me gustan las personas que saludan entre un día y otro, que suelen verte y sonreír, aquellos que no desaparecen como el polvo y sonríen como por arte de magia cuando necesitan o persiguen algo de ti.

Amo las personas comunes y sencillas que saludan porque si, aquellos que siempre que te hablan te miran fijo a los ojos por que no mienten, no temen ser descubiertos.

No estoy lejos de las personas, solo de la gente.

Amo la simplicidad de un abrazo, pues refleja la alegría de tenerte cerca,  denota la calidez de un encuentro, la cercanía de las almas.

Prefiero olvidarme de las cosas insulsas, de las que me distraen llevándome a la nada.

No es que me volví insensible, no fue que me llego el egoísmo, no es que me volví ajena al mundo que me rodea, es que reculé hacia lo mío.

Me embelesan los que ríen, me embelesan los que lloran,  y sobre todo los que están embelesados en la vida misma, los que despiertan con el sueño de verse entrecogido con los brazos de alguien.

Escrito por:

Verónica Galla

Del libro Reflexiones

Derechos reservados

26 Ene 2018 

 

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