Mucho nos esforzamos para que los demás nos vean fuertes, bellos, inteligentes, jóvenes y perfectos, pero casi, de forma irremediable, muchos nos vamos olvidando que la belleza se va, el cuerpo se arruga, y quienes te creían vencedor, cuando te ven un peldaño debajo dejan de sentir admiración por ti.
Todos tenemos nuestro peldaño y solo aquellos que nos aman, aquellos que pudieron ver la verdadera esencia de nosotros podrán ser capaces de amarnos y admirarnos, cuando ya no cumplamos con los estándares de perfección y belleza que nos venden que nos venden muchas revistas, influencer, que siguen envejeciendo como cualquier humano.
Recientemente me pregunte, ¿De qué voy a vivir en cinco años? ¿Deseo seguir haciendo lo mismo la vida entera?
Mi respuesta fue un rotundo no, esto me llevo a encaminarme a una nueva carrera, podría parecer tonto, pero no tenemos que ser o hacer lo mismo hasta los ochenta.
Solía ser de las resistentes al cambio, y definitivamente hay que enamorarse de él.
Se mueve la tierra todos los días, porque no hacerlo yo.
Este fin de año se me hiso propicio terminar por remover lo que comenzó el covid.
El universo se encarga de darnos un empujón, nos abre los ojos para poder ver como todo se mueve, como lo que hoy es, mañana puede no serlo o mejor aún, puede dejar de ser interesante para nosotros, aunque hay algo tan inherente a nosotros que nos pertenece queramos o no, nuestra esencia, nuestro regalo divino, por tal razón debemos aferrarnos a ella, trabajar con ella y sacar de nosotros lo mejor que tenemos e ir en busca de lo que nos trae la vida, lo que nos tiene guardado y mucho mejor trabajar en nuestro propósito de vida.
No siempre hemos sido capaces de descubrir nuestro propósito en la vida, pero si lo buscamos, si vibramos en ello, él nos alcanzará.
Les dejo un abrazo eterno,
Verónica Galla
@Vegallas
