A veces las personas ponemos a dormir la emociones porqué es más fácil manejarlas dormidas que despiertas.
Muchas veces catalogamos a alguien en particular de frio, de fuerte, de sangre de maco (Rana en mi país) o sencillamente de ser un ser incapaz de sentir emociones.
Lamentablemente no todo es como parece, no todos asumimos las sensaciones de la misma forma o sencillamente, depende del cristal con que se mire el diamante.
En mi experiencia, una forma vital de supervivencia es el olvido, por ejemplo, yo olvide la fecha de muerte de mi madre, me sorprendí, si me sorprendió mucho darme cuenta que me había pasado, como había podido olvidar una fecha como esa, es simple, mi Gps natural me va llevando por caminos menos dolorosos y me va acortando rutas que no necesariamente me van a portar algo en este momento de mi vida.
Se podría decir que es una forma fría, olvidarnos de los seres amados para poder ser feliz, no, no es olvidarnos, es sencillamente una forma selectiva de guardar recuerdos felices y poner a dormir emociones que solo nos llevan por el camino del dolor y la ausencia.
Es de dominio público, para los que me leen, que en febrero pasado tuve la perdida de mi mejor amiga, otra amiga en común para ambas, que radica en España y conversábamos muy a menudo de forma muy larga, ha convertido las conversaciones en algo efímero y no muy común, sé que me evade, para no tener que tocar el tema de nuestra perdida común, nuestra amiga de tantos años.
La comprendo perfectamente, no siempre es fácil afrontar las emociones dando la cara, algunas veces, es cuestión solo de aceptarlas y darnos el tiempo para poder procesarlas, eso no nos hace malos o fríos, es solo una forma diferente, de llevar la carga, en la forma en que mejor podamos.
Todo tiene su tiempo, ni una hoja de un árbol se cae, sin el deseo divino y sin su debido proceso.
Nuestros sentimientos no escapan de esto, hay tiempo para llorar, tiempo para reír y tiempo para aceptar la vida.
Les dejo un abrazo eterno.
Verónica Galla, @Vgallas
