Por Verónica Galla
¿Qué carajo les estamos dejando a nuestras niñas?
Esa mañana no inicio como un día cualquiera por alguna razón no asistí a clases, nada podía ser mejor que escabullirme de un día de esos tantos tan aburridos como obligados.
Para esa plomiza mañana, no muy común en República Dominicana, mi único deseo era salir a jugar en la montaña de arena que habían dejado algunos empleados de albañilería en el patio de mi casa, restregarme con la arena, ensuciarme con el juego, era mi único motivo para existir, en esa amable mañana, donde la naturaleza fue mi amiga, escondiendo el sol para que no me castigará y extendiese, esas pocas horas, hasta muy pasado el almuerzo.
Hoy, ya de mujer adulta, me cruzo con una foto donde una niña inocente de sus propios actos, trata de mutilarse la típica barriguita que tan linda nos hace en ese divino tiempo de infancia.
Debo confesar que esta imagen me trastorno, me llevo a la pregunta, de
¿Que estamos haciendo con nuestras hijas?
Qué clase de homenaje le estamos haciendo a la imagen física de una persona?
Cuales valores les estamos trasmitiendo?
Pero lo peor, ¿cuál es la presión social, moral y psicológica a la cual las estamos sometiendo?
Pobre de nuestras niñas que si no son perfectas son un síndrome poli quístico el cual todos quieren quitarse de encima, pobres de nuestras niñas que sin importar sus talentos, son una pieza de repuesto en un mundo que constantemente está descompuesto, pobre de nuestras niñas que nosotros mismos (sus padres) les vendemos un sueño de ser hermosas y perfectas aun a costa de serlo a base de postizos físicos y morales, queriendo ser la persona que no son, esa mujer que nunca encontraran en el fondo de su alma, esa muñeca de mentiras que no será capaz de sentir amor por sí misma, por sentir que nunca será bastante.
Cuántas de ellas vivirán en la amargura de no encontrar satisfacción en la inversión económica del cuerpo que han comprado?
Cuántas de ellas conocerán la muerte en un procedimiento que no necesitaban para sentirse mujer?
Cuantas veces abandonaran su alegría con tal de verse un poco más delgada.
Triste camino de la amargura comprada, de los votos entregados al ritual de la falsa belleza que nada tiene que ver con su esencia de mujer, con su alma de niña.
Por Verónica Galla
Del libro reflexiones
Instagram @vegallas
8 Mar 2016