Caminando rápido podrías vivir mas?
Medir la rapidez con la que camina una persona mayor podría proporcionar alguna una idea de la cantidad de años que le quedan por vivir. De hecho, un nuevo análisis encontró que una fórmula que incluye el modo de andar predice la esperanza de vida de una persona mayor al igual que tomar en cuenta afecciones de salud como la presión arterial y la enfermedad cardiaca.
La velocidad al caminar quizá no sea una medida perfecta para determinar la vida futura de una persona, pero los hallazgos muestran que existe evidencia que respaldan la creencia común de que las personas mayores no caminan con facilidad cuando su salud es mala, apuntó la autora del estudio Dra. Stephanie Anne Studenski, especialista en geriatría de la Universidad de Pittsburgh.
“De algún modo, la capacidad de movimiento es un reflejo poderoso de la salud, vitalidad y esperanza de vida de los adultos mayores”, apuntó Studenski.
Parece obvio, apuntó, que la forma en que las personas se mueven, o no se mueven, se relaciona directamente con su salud.
“Siempre hemos tomado en cuenta de forma implícita factores como la capacidad de movimiento y el vigor del movimiento para tener una idea del estado de una persona a medida que envejece”, señaló.
“El tío Joe camina a paso vivo”. “Me preocupa la abuela, parece que camina más lento”.
Pero la pregunta es:
¿Puede la investigación demostrar esta hipótesis?
En el nuevo informe, que aparece en la edición del 5 de enero de Journal of the American Medical Association, Studenski y sus colegas combinaron y analizaron los resultados de nueve estudios en el que participaron 34,485 personas de 65 años o más.
Los estudios, que tuvieron lugar entre 1986 y 2000, midieron la rapidez con la que caminaban las personas, entre otras cosas, y luego le dieron seguimiento durante 21 años para ver lo que pasaba con ellos.
Los investigadores encontraron que la velocidad al caminar se relacionaba directamente con la supervivencia: Las personas que caminaban más rápido tendían a vivir más tiempo y lo contrario también era cierto. Las predicciones que se basaban en el género, el sexo y la velocidad de la marcha eran tan precisas como los que tomaban en cuenta si una persona tenía afecciones médicas, presión arterial alta y problemas como la obesidad. Entonces, ¿los que caminan de forma más lenta están condenados a una muerte temprana? Claro que no, apuntó Studenski.
“Es evidente que hay un grupo de personas que caminan más lento y viven mucho tiempo”, apuntó. “Esto no es una sentencia de muerte”. Por otra parte, tampoco hay pruebas de que puede vivir más tiempo si aumenta la velocidad con la que camina, destacó. Aún así, una marcha lenta puede ser una señal de advertencia. Una velocidad al caminar de 4 kilómetros por hora (2.5 millas/hora) es muy buena, señaló, mientras que caminar a 2.6 kilómetros por hora (1.6 millas por hora) podría indicar problemas médicos. No es necesario caminar largas distancias. Es posible medir el modo de andar de una persona si se toma el tiempo que le lleva caminar unos pocos metros, agregó.
El Dr. Matteo Cesari, especialista en geriatría de Roma, apuntó en un comentario en la publicación que el informe encontró que la capacidad de determinar la esperanza de vida en función de la velocidad con la que se camina es “estadísticamente aceptable”. Sin embargo, Cesari, apuntó, que los resultados son importantes porque proporcionan a los médicos una herramienta de medición.
“Desde luego, los médicos tienen una idea bastante buena de sus pacientes con solo mirarlos, pero esta evaluación sigue siendo subjetiva y no se basa en una evaluación estandarizada”, apuntó Cesari. “De hecho, la forma en que un médico evalúa el estado de salud general de sus pacientes podría no ser la misma que utilizan los demás. Al emplear la velocidad al caminar según las normas propuestas por este estudio, los médicos serán capaces de llegar a la misma conclusión sobre el estado general de salud de un paciente”.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare FUENTES: Stephanie Anne Studenski, M.D., M.P.H., professor, geriatric medicine, University of Pittsburgh School of Medicine, Pittsburgh; Matteo Cesari, M.D., Ph.D., geriatrician, Biomedical University, Rome; Jan. 5, 2010, Journal of the American Medical Association, HealthDay