Desde que competir y ganar fue más importante que hacer y disfrutar, desde que preferimos ser amigos de los triunfadores y dejar de lado a los que no ganan en el momento.
Invitar a nuestros amigos que en el momento les va bien, dejando de lado a los que económicamente ni pueden consumir a nuestra altura.
Esta vida es una rueda y un día, podríamos ser nosotros los que no estemos a la altura de nuestros amigos.
¿En qué punto dejamos de ser sensibles con el sentir de los demás? Y ¿por qué?
Podría ser difícil de responder, pero mucho más fácil de solucionar, una simple llamada, un hola ¿como estas? Puede ir mejorando las cosas.
Les dejo un abrazo eterno Verónica Galla @vegallas.