La falta de deseo sexual es una de las disfunciones sexuales más comunes. Sin embargo, son pocas las personas que acuden a la consulta de un profesional para solucionar este problema. Muchas piensan que este problema no tiene solución, cuando la realidad nos dice que se trata de una disfunción que si se pone en manos profesionales tiene solución en la mayor parte de los casos, y que, por el contrario, si se deja pasar o se oculta puede crear una serie de costumbres en la convivencia diaria que lleven a la desaparición total de las relaciones sexuales.
Ante la falta de deseo, generalmente se piensa que ya pasará y que más adelante volverá, así van pasando los días, las semanas y los meses sin que la situación mejore.
Las causas de la falta de deseo sexual suelen ser de dos tipos: causas médico-orgánicas y causas psico-sociales. Entre las primeras se encuentran los bajos niveles de testosterona, el hipotiroidismo o el aumento de prolactina. Igualmente, algunos medicamentos provocan falta de deseo sexual como los antidepresivos, betabloqueantes, algunos utilizados para la hipertensión, el colesterol, la próstata, los diuréticos, la cimetidina para trastornos gástricos, entre otros. Estos problemas se resuelven consultando al médico/ginecólogo y recibiendo la medicación adecuada.
Sin embargo, la mayoría de las causas en la inhibición del deseo sexual son de origen psico-social. En este segundo apartado se encuentran:
* Los problemas con la excitación, dolor en las relaciones sexuales o en la consecución del orgasmo suelen acabar generando tarde o temprano una falta de deseo sexual. Lógicamente si repetidas veces tienes dolor y sufres durante la penetración o sientes una gran frustración debido a no alcanzar el orgasmo, al final se acaba por no desear tener relaciones sexuales e inexorablemente se pierden las ganas.
* El estrés es también una de las causas más comunes de problemas sexuales y entre ellos de la falta de deseo sexual.
Una persona que trabaja demasiado, está inmersa en constantes preocupaciones por las cosas cotidianas no tendrá tiempo para ocuparse de su sexualidad.
Si lleva a cabo una relación sexual, tal vez sea en forma rápida, porque el cansancio o las preocupaciones le impiden disfrutar del momento.
Estas situaciones llevan a que las parejas vayan perdiendo el deseo y con él la frecuencia en las relaciones sexuales.
Es importante poder separar las obligaciones de la vida sexual y afectiva, para eso es necesario reconocer cuales son las cosas verdaderamente importantes y darles el tiempo y el lugar que les corresponde.
* La mala relación de pareja es otro de los factores que influyen en la pérdida del deseo.
Las discusiones, peleas, falta de interés de uno hacia el otro, malos tratos o resentimientos diarios no contribuyen a incentivar el erotismo.
Muchas personas se preocupan porque tienen falta de deseo sexual, pero no toman en cuenta que el sexo es sólo una parte en la vida de una pareja, si la relación cotidiana es mala el sexo no puede ser la excepción.
Es necesario encontrar los problemas de fondo y tratar de resolverlos por medio de la comunicación.
* El aburrimiento puede terminar con el deseo en una pareja si no se toma conciencia de que se está cayendo en la rutina, la falta de deseo sexual es uno de los primeros indicadores de este problema.
Cuando las relaciones sexuales se llevan a cabo el mismo día de la semana, a la misma hora, en la misma situación y exactamente de la misma manera, no es muy difícil imaginarse que en un momento dado estará todo tan automatizado que no producirá ninguna motivación.
Hay que buscar romper la rutina, introducir cambios constantemente para que la sexualidad no se torne aburrida, que el momento del encuentro sexual sea deseado y esperado en lugar de una obligación que cumplir.
* La depresión es uno de los trastornos que llevan a la falta de deseo sexual y a una total apatía respecto al sexo.
La persona deprimida se siente desganada y abatida lo cual no le permite sentir deseo o algún tipo de interés hacia el sexo.
Cuando se está atravesando un cuadro depresivo es necesario recibir ayuda profesional ya que es muy difícil que estas situaciones se reviertan por si solas.
* Si las relaciones sexuales no son satisfactorias o se padece alguna disfunción como la anorgasmia en la mujer o problemas de erección o de eyaculación en el hombre, aparecerá la falta de deseo sexual como forma de enmascarar el verdadero problema.
Si el acto sexual resulta fallido poco a poco se van espaciando los intentos y bloqueando psicológicamente al deseo ya que siempre va a estar asociado al mal momento, la vergüenza o la frustración.
En estos casos también es imprescindible la consulta con un profesional para encontrar y solucionar las verdaderas causas del problema.
* El paso del tiempo, la etapa de la menopausia en la mujer y la andropausia en el hombre provocan un descenso en los niveles hormonales y eso puede llevar a la falta de deseo sexual.
Si se mantiene el cuerpo sano cuidando la alimentación y realizando algún tipo de ejercicio físico, la edad no es impedimento para una buena sexualidad.
* La baja autoestima produce falta de deseo sexual, una persona que se siente disminuída, poco atractiva, no deseable o no muy exitosa en despertar interés sexual, va bloqueando el deseo en el convencimiento de que no tendrá una respuesta satisfactoria por parte de una pareja.
La terapia psicológica es de gran ayuda para revertir los conceptos negativos que se tienen de si mismo, gracias a lo cual se obtienen mejoras no sólo a nivel sexual sino en todos los aspectos de la vida.
Tratamiento:
El tratamiento médico es pertinente cuando la medicación es la causa de la pérdida del deseo sexual, o cuando el trastorno es causado por insuficiencia de estrógenos o de testosterona. Sin embargo, en la mayoría de los casos la terapia sexual y/o de pareja es la más adecuada (siempre que se descarte una patología orgánica).
No obstante, una vez solucionadas estas cuestiones puede ser necesario continuar una psicoterapia individual ya que es el recurso más eficaz para las pacientes con antecedentes de traumas sexuales, trastornos relacionados con la imagen corporal, o temor a la intimidad o al envejecimiento. Acudir a un centro o profesional especializado en estas cuestiones suele ser imprescindible para superar estos problemas y mejorar la vida sexual.
Dr. Rivero Burón