El amor es como Don Quijote, Cuando recobra el juicio es que está a punto de morir.
Jacinto Benavente.
Desde hace unos días, he estado reflexionando acerca del no juicio. Todos los caminos espirituales plantean el mantenernos indiscriminados, vacíos de juicios, como espectadores de una realidad que sabemos ha sido creada por nosotros mismos. Cada uno de nosotros, es el protagonista, el editor, y el director a la vez. Hace unos años, las Constelaciones Familiares me mostraron de manera contundente, como todo juicio es un abandono a la vida.
El movimiento de la vida es el no juicio. Vida y amor son sinónimos. El amor asiente a todo como es. Por tanto, cada vez que enjuiciamos a alguien o algo, caminamos hacia la muerte, en vez de hacerlo hacia la vida. La ley de atracción dice que toda energía retorna a su fuente. Eso hace que cada juicio que emitimos, regrese a nosotros. La imagen que me llega cuando pienso en los juicios, es de una mutilación energética. Todo pensamiento de no amor que enviamos a otros, nos priva de una parte de nosotros mismos.
Jesús dijo: “No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzgareis habéis de ser juzgados, y con la misma medida que midiereis, seréis medidos vosotros”. Osho dice que el juicio es un estado mental rancio. Amplia nuestra mirada explicando que la mente siempre quiere juicios, porque así se protege del proceso de cambio. Para la mente el cambio siempre resulta peligroso y molesto.
León Tolstoi ve el mal juicio como una forma de violencia. Dice que crecer es de valientes, y como la cobardía se suele vestir de bravuconería, los malos juicios solo muestran nuestros miedos. ¿Estás jugando el juego de condenar a otros con tus juicios? ¿Te auto-condenas con lo que piensas (dices) o sientes de ti mismo?
Las investigaciones con la memoria celular, muestran que frecuentemente los malos juicios son el origen de conflictos, confusión, sufrimiento y enfermedades. Cuando tenemos un juicio negativo sobre otros o sobre nosotros mismos (juzgar la apariencia física, inteligencia, emociones, educación, etc), el sistema cuerpo/mente (que principalmente tiene una carga positiva), enseguida se pone en un “estado de alerta”, ya que le estamos enviando un mensaje de que hay algo equivocado o en carencia. El juicio negativo es un suicidio lento!
En su libro “Disculpa, tu vida te está esperando”, Lynn Grabhorn dice: “La auto-condena, en cualquiera de sus formas, es un lugar cómodo para estar cuando no queremos tomar ninguna responsabilidad por lo que nos sucede en nuestra vida. Podemos meditar, entonar cantos sagrados, usar cristales e inciensos, hacer ejercicios especiales o afirmaciones proclamando nuestra divinidad eterna, pero si seguimos condenándonos, nuestro poder interno y liberación serán solamente palabras. Ningún deseo será cumplido si estás en un estado de desaprobación de ti mismo. En ese caso, no puedes esperar abundancia, bienestar interno o buena salud y alegría.”
La mirada desde el amor asiente a todo tal y como es, y a todos tal y como son. En la dimensión del espíritu, lo único que existe es amor ¡Todo tiene propósito! ¿Cómo podría algo o alguien ser un error, estar incompleto o requerir ser reparado? La forma fácil de cambiar, es asentir a lo que es tal y como se presenta. Si, sé que a veces puede resultar difícil.
Nos han ensenado que la rendición es cómoda o fácil. Por lo tanto, luchamos, bregamos y batallamos con todo. El feriado pasado visité a una persona a la que le hice un árbol genealógico. En esa ocasión le dije que debía hacer cambios contundentes y rápidos, sino su cuerpo le pasaría la factura. Su carrera en la cirugía, y su enorme disposición a la ayuda, le habían puesto en un alto riesgo, ya que estaba dando a otros lo que nunca se había dado a sí misma.
Me reconoció que era una práctica de años, pero que comprendía que no podía seguir como iba. Al cabo de unos días, fue absorbido por la demanda de sus pacientes. Meses después, la persona que me la refirió me informo que le habían hecho un diagnóstico de enfermedad terminal. Un extraño, misterioso, escurridizo y engaños o tumor cancerígeno le estaba dando muchos problemas.
Habiendo operado decenas de tumores cancerígenos, su práctica le hacía estar muy consciente de las señales clínicas de su padecimiento. Sin embargo, por meses ¡ningún análisis, estudio ni exploración mostró al suyo!
Su impotencia crecía cuando sus colegas se negaban a abrir su vientre para explorar como les solicitaba. ¿Por qué pensar que alguien que afirma que tiene un tumor en una determinada área del colon tiene razón, si todos los estudios muestran que no? Le recomendé que hablara con sus lesiones cancerígenas, que les dijera que estaba de acuerdo con que estuvieran en su cuerpo. Que asentía a aquello que ellas le vinieron a mostrar, y aun no comprendía. Que les enviara amor, y les pidiera que le trataran bien mientras lograba descodificar el mensaje.
¡Claro que se sorprendió! Tal vez, tú también creas que esta no es una manera segura para tratar al cáncer. Tenemos tanto miedo del amor que creemos que si se lo entregamos a lo que consideramos “malo”, “equivocado”, o “peligroso”, ¡se nos saldrá de las manos! La realidad es que la manera en que nos hemos manejado hasta ahora no parece que ha funcionado. Las estadísticas muestran un incremento de todo lo que combatimos: enfermedades, criminalidad, pobreza, violencia, drogas, etc.
Mi pregunta para persuadirle a hacer tan inusual práctica le convenció: ¿Aun te interesa vivir? Esta más que claro que hay muertos que respiran, y hay personas que no respiran que están vivos. Espiritualmente hablando, estar vivo significa ser sostenidos por el amor. El amor y a luz son iguales. Si respiras, pero tu mirada está puesta en lo que falta, lo que se tiene que arreglar, o lo que debe cambiar, en realidad estás muriendo lentamente. La vida es abundancia y gozo, así que revisar lo que estamos diciendo de otros o de nosotros mismos es vital.
Escrito por: KARINA PEREYRA
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