Amar, significa comprometerse sin garantías.
Entregarse completamente con la simple esperanza de que nuestro amor despertará el amor en la persona que amamos. El amor es un acto de fe.
“Quien tiene poca fe tiene también poco amor”
Erich Fromm
Amar es aceptar tener una relación profunda con alguien, a sabiendas que resulta intimidante sentirse tan comprometido no con la otra persona, si no con el sentimiento, a veces desmedido, que puede crecer en nuestro paso.
Ama, ama con todas tus fuerzas y tus fuerzas volverán a ti.
Aunque parezca mentira nada fortalece más, que sentirse debilitado por el amor verdadero.
Un amor comprometido da garantía de vida, de felicidad, de buena compañía.
El amor permite edificar nuestras vidas en pos de la felicidad del ser amado, quien ama en forma real, proporciona los espacios físicos y espirituales para que ambos puedan vivir una etapa de sus vidas llena de armonía, alejados de la angustia que proporcionan la infidelidad, la falta de respeto, el abuso, la intolerancia a las diferentes formas de ser y la necesidad de proclamarse como ente principal o dominante de la relación.
El amor verdadero proporciona las fuerzas necesarias para seguir invicto frente el malestar de cada día, es como un baño de agua tibia al final de un agresivo día de invierno, o como un simple aroma a incienso.
El amor te da destino cuando todos te olvidaron, te marca ruta, cuando el camino estaba perdido, te brinda velas cuando el bote estuvo hundido, solo debes abrir tus alas y cerrar los portones del miedo, del acoso, de la condena que todos les dimos a un sentimiento puro al cual juzgamos en contumacia.
Verónica Galla
Instagram @Vegallas
Del libro reflexiones.
Foto y Modelo Shirlene Guerrero.