Gracias papa Dios por mis defectos, por que ellos me enseñaron a crecer.
Por mis virtudes por que me hicieron feliz.
Por mis lágrimas por que labraron el camino de la mujer que soy.
Por mi risa estruendosa, por que fue mi marca para que otros pudieran reír como yo.
Gracias por el dolor, por que me hizo fuerte e insensible a quienes no lo merecían.
Por el ronronear de mi gato, que me hizo poner los pies y la mirada en la tierra.
Por la gente que ame por que hicieron de mi un ser sensible.
Por estas cosas no quise irme a la cama sin decir gracias papá Dios.
Son los pequeños detalles, esas cosas que a veces ignoramos las que nos brindan esa paz que tanto nos faltaba.
Muchas veces obviamos las cosas lindas, las que nos recuerdan que la vida simple es la base de la existencia.
Respirar es simple, el sol es claro, transparente y diáfano en su actuar de cada día.
El agua cristalina y no por gratis o clara deja de ser pura y necesidad de vida
Escrito por Verónica Galla