Si pensamos en la palabra verano, tiene un significado diferente para niños y adultos. Para niños es una época de vacaciones, disfrute con los amigos, relajarse y pasarlo bien, calma, tranquilidad y felicidad. Sin embargo, para los adultos, el verano puede convertirse en un auténtico tormento.
Durante el año, las parejas están inmersas tanto en sus vidas, que no tienen tiempo para dedicarse el uno al otro, para conocerse, para quererse, ni siquiera para cansarse de la pareja. Pero llegan los meses de verano, con las vacaciones, el tiempo libre, las horas y horas juntos…y es cuando viene el problema, y a veces incluso más si hay hijos en la pareja.
Algunas personas se preguntarán, ¿y qué hago para no discutir con mi pareja este verano? En este post, voy a incluir varios consejos que pueden ayudar a prevenir esas crisis de pareja en los meses de julio y agosto.
· Elegir destino y actividades: es posible que uno quiera ir a la playa y otro a la montaña, uno quiera “pegarse la fiesta” y otro descansar, uno madrugar y otro levantarse muy tarde, uno hacer actividades culturales y otro ir a todos los bares de la zona…por este motivo es importante llegar a un consenso, y si se puede buscar un lugar que sea del gusto de los dos. En el caso de que esto no sea posible, si uno elige el destino este año, que la otra persona lo elija en el siguiente viaje. En cuanto a las actividades, puede repartirse la elección, uno que planifique cada día, o alternarse la planificación de mañana y tarde… las opciones son varias. Lo único que hay que tener en cuenta es que hay que disfrutar tanto del destino como de la buena compañía, y que nos merecemos esas vacaciones, ya que hemos estado trabajando duro todo el año.
· Calidad del tiempo junto: es posible que se produzcan silencios incómodos debido a la falta de comunicación que arrastramos durante todo el año. Intenta aprovechar que no hay prisa para hacer las cosas, que podéis disfrutar el uno del otro, regalaros un atardecer, una buena conversación, hay tiempo incluso para confesar miedos y preocupaciones y hablar tranquilamente sobre cualquier cosa. Además se puede aprovechar para conocer más a la pareja (y así saber qué regalarle para su cumpleaños, por ejemplo). Se puede aprovechar para recuperar la ilusión, la complicidad, para hacer planes de futuro…
· Conflictos: es bueno aprovechar en el verano para solucionar “conversaciones pendientes” que se han ido arrastrando desde hace tiempo, ya que si no con la convivencia, estas rencillas pueden aflorar y boicotear nuestras vacaciones.
No es necesario estar todo el día juntos: aunque sean vacaciones, la pareja puede y debe quedar por separado con sus amigos, familiares etcétera. Es necesario que cada uno disfrute de su tiempo, incluso dedicando una parte para estar solo.
No dramatizar ni exagerar las situaciones: en ocasiones hacemos una montaña de un grano de arena, y esto en verano, teniendo en cuenta la convivencia y el calor, se agudiza. Intenta utilizar el humor para evitar conflictos y es recomendable no darle a las cosas más importancia de la que realmente tienen.
· No idealizar las vacaciones: muchas parejas en crisis creen que las vacaciones serán la panacea a todos sus problemas, cuando en realidad, estas no harán más que empeorar la relación debido a la convivencia, como ya he dicho antes.
· Vuelta a la rutina: se aconseja volver con un par de días de antelación a la vuelta a la rutina para poder “aterrizar” y adaptarse de nuevo a la vida habitual de cada uno. Tanto si han sido unas buenas vacaciones como si no, lo preferible es no tomar decisiones en caliente, ya que al volver a nuestro día a día, nos daremos cuenta de qué es lo que realmente queremos y necesitamos.
· Día sin hijos: en el caso de que la pareja tenga hijos, es beneficioso tener un día sin hijos, ya que esto ayuda a recuperar la intimidad que no se tiene el resto del año debido a los innumerables quehaceres de la vida diaria.
· Administrar bien el dinero: es muy probable que con la situación económica que estamos viviendo, no haya posibilidad de viajar o de llevar a cabo actividades que nos gustarían. Siempre está la opción del “tuper”, bocadillo u otras actividades gratuitas o de bajo coste en las que podemos participar.
· Ceder y ser flexible: se trata de disfrutar de las vacaciones y del tiempo juntos, no de convertirlo en una discusión cada vez que haya que elegir.
· Tener paciencia: no todo sale como uno quiere, pero eso no quiere decir que tengan que fastidiarse las vacaciones. Estar preparados para posibles desavenencias y contratiempos nos ayudará a afrontar con optimismo los problemillas que puedan surgir.
· Endulza tu vida y la de tu pareja: no es necesario daros grandes caprichos pero pequeños “regalitos” (no solamente materiales) pueden ayudar a que las vacaciones sean inolvidables.
Os dejo un par de “regalitos” que os pueden ayudar:
La paciencia…
“Aprendemos la paciencia cuando esperamos el tiempo de las cosas que no es el de la ansiedad. La ansiedad es la falta de esta confianza mayor en la que descanso, mientras sé que lo que tenga que ocurrir, ocurrirá. No es dejar de hacer, es actuar sin obsesionarse por el resultado, sin la presión de nuestro imponernos sobre las cosas.
Actuar sin ansiedad, desde un corazón puro, es nuestra entrega sagrada. Es la apertura del corazón que se da confiado a lo que es.”
(fragmento de “De la mente al corazón“, de Miguel Lagos)
Ya veis que todo es cuestión de actitud, y que las crisis de pareja en verano, se pueden evitar.
¡¡¡A disfrutar de las vacaciones!!!
Este tema nos llega gracias a nuestra colaboradora en valencia españa, les invitamos a pasar por su blog, que no tiene nada de desperdicios.
Yolanda Belenguer Llopis
Psicóloga, máster de psicología clínica en la AEPCCC (Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo Conductual).
http://psicologiaparatodosenvalencia.blogspot.com/