El amor y la pasión que existe en mi alma, nadie puede admitirla ni negarla, el amor que profeso y mi peculiar forma de sentir, no puede juzgarla alguien que se crea mejor que yo, ambidextro en la tierra y voraz en las alturas; Hace falta humildad para ver los vientos que acarician tu cara, hace falta valor para poder ver las grises corrientes que amenazan lo poco en lo que crees.
Se requiere de valor para mirar un diamante y no sentir envidia de su brillo, para empuñar una esmeralda y no tenerle celos por haberse robado el milagro de las plantas.
No me culpes de tu angustia, no arremetas contra mí, por ver en mí quizás, lo que sientes que debiera ser tu alma.
No remuevas tu embestida de hambre y mediocridad en alguien que no forma parte de tu vida.
Más bien desecha tu alma, busca una nueva, se mas justo y no culpes al mundo por haber sido, nada tengo que justificar por mis logros, malos y buenos los compre con mi vida, nunca con tu sombra.
Se feliz y vive tranquilo, la tranquilidad es buena para limpiar el espíritu aunque los cobardes les tienen miedo al silencio, por eso critican y hablan constantemente.
Verónica Galla.
Del libro Reflexiones.