Existen personas a las cuales no debes de odiar ni guardar ningún resentimiento.
Hay personas que te hirieron por maldad o egoísmo, sin embargo, hay otras que hieren porque en el fondo de su ser, no pueden dar más, son perdedores por personalidad u origen, no pueden, aunque profundamente lo deseen, hacer más, y mucho menos entregar cariño, amor o sencillamente un poco de respeto a los demás.
Son seres infértiles en cuerpo y alma, son semillas secas llenas de temor y miedo, que les resulta más fácil actuar de forma cobarde que hacerse cargo de su existencia por decisión y responsabilidad propia.
No debes culparlos de no dar lo que no tienen o pueden.
El árbol se alimenta de la tierra y por desgracia no todas las personas nacimos o fuimos alimentados del mismo barro o terreno.
Algunos renegamos al derecho de fracasar, otros, en cambio, lo acogen como vida, muy cómoda.
Cuando comprendas que esas personas entregaron todo lo que pudieron, lo comprenderás.
Cuando los veas en su justo lugar veras que el odio por sus ofensas es insignificante y muy tonto.
No pidas peras al olmo. No son así por maldad es porque no pueden.
Cuando comprendas esto, veras que ni siquiera el perdón es necesario, solo la comprensión.
Del libro reflexiones de Verónica Galla
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17 Octubre 2017