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“Feminismo” es verbo; no sustantivo.

Emma Watson conocida por mi dulce corazón como la perseverante Hermione Granger. Role Model en lo real y en lo ficticio.

En mi casa somos dos hermanos y dos hermanas. Mi mamá, después de años de angustias y lamentos, tuvo que aceptar que su casa nunca estaría inmaculada y que en ella siempre habría más tráfico que en el Expreso Baldorioty a las 5:00p.m. Para que la casa no se nos cayera encima, de chiquitos, nuestros padres nos inculcaron las tareas del hogar.

Bien sencillo. Mis hermanos botaban la basura y ayudaban con la limpieza del patio; mi hermana y yo cocinábamos y doblábamos la ropa. Yo, que era la Pedro Julio de la causa por la hermandad, muchas veces les recriminé: ¿Por qué tengo que doblar un calzoncillo de mi hermano, y él no puede doblar una panty mía? ¿¡Ah!? En retrospectiva, y sin saberlo, probablemente ese fue mi primer grito por la igualdad. La vida continuó. Las Spice Girls habían traído el Girl Power y Buffy había demostrado que las mujeres pateaban bien los traseros. Y, por eso nunca le di mucho pensamiento a la condición de la mujer.

Juraba que nos iba de show. Queda claro que pequé de ignorancia.Pero cómo me podía imaginar los retos que enfrentan muchas, cuando nunca me había sentido impedida por hacer algo por eso de ser mujer. Estudié Comunicaciones, y eso era “women central”; un campo lleno de mujeres inteligentes, fajonas y con tremendas personalidades. Luego en Derecho, las rompe curvas eran las mujeres: estaban al día con sus casos y participaban activamente en clase. Entre mis compañeras había líderes comunitarios y profesionales establecidas en otros campos. Mi desarrollo educativo estuvo lleno de mujeres admirables y verdaderamente brillantes. Ese era mi microcosmo. De tonta pensé que siempre sería así. Todo cambio cuando empecé a buscar trabajo. Tardé mucho en encontrar una oportunidad de empleo. Este no solo fue mi caso, pero el de muchas otras compañeras y, ahora, colegas. Siempre era la misma historia: “he tirado résumés por todos lados, y nada cae”. Como dato curioso, me di cuenta que esta situación solo le pasaba a las mujeres. Mi experiencia personal fue que todos mis amigos y compañeros varones encontraron trabajo; las desempleadas eran las mujeres. ¿Por qué? Misterios de la vida. Fast-forward al 2014. Este año la palabra que está en todas es: “Feminista”. Beyoncé es feminista. Taylor Swift ahora es feminista. Es el nuevo “Buzzword”. Nada generaba tanto interés mediático desde el Kabbalah de Madonna, quien obviamente es feminista también. No digo esto con menosprecio al movimiento, pero con sospecha ante el uso que le dan las celebridades. No puedo apreciar con total sinceridad que Beyoncé proyecte en pantalla gigante que es FEMINISTA, solo para luego cantar “Bow Down Bitches”. Me deja confundida. Y, aunque admito no tener dominio alguno sobre el tema, sí puedo afirmar esto: Si tú como mujer quieres que un hombre te vea como igual, empieza por tratar a otras mujeres como iguales también. Esto incluye no pedirles reverencia o llamarles “bitches”. Just sayin’. El pasado sábado, Emma Watson, Embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres, la Organización de las Naciones Unidas dedicada a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, dio un discurso sobre el movimiento “HeforShe”, el cual invita a que los hombres sean parte también del movimiento feminista que busca la igualdad de condición social, política y económica entre los sexos. Watson, sin pantallas gigantes o fuegos artificiales, explicó con elocuencia y claridad lo que es ser feminista. Es imposible estar en desacuerdo con ella. Los medios insisten en hacer equivalente al feminismo con el “man-hating”. La realidad es más compleja y deberíamos ser menos reduccionistas. De ser ello cierto – cosa que no es – esto sería no solo incorrecto desde un punto de vista ideológico, sino también estratégico. La lucha por la igualdad entre los sexos necesita también del apoyo de los hombres. Lo cierto es que los hombres también están en posiciones de poder, de hacer política pública, de reclutar talentos y dar oportunidades. Los hombres pueden ser importantes agentes de cambio y promover el ideal de que todos, al final del día, tenemos derecho a las mismas oportunidades. Hay que despertar a los “inadvertent feminists” – esos hombres que apuntan a sus hijas en clases de soccer y a sus hijos en clases de baile sin cuestionárselo – para que lleven el mensaje de igualdad con más claridad. Para que con su ejemplo, enseñen a otros hombres y los conviertan en creyentes de lo inclusivo y de lo igual. Ser feminista es verbo, no sustantivo. No es decirlo porque es cool, porque está de moda, y te hace ver más intelectual. La igualdad se tiene que practicar día a día, no solo en el trato que les damos a las mujeres, sino también en el trato que les damos a los hombres. Reconozco que muchas, tal vez, no fuimos criadas para que ello sea así. Pero es nuestro deber coger esa educación por la que nuestros padres se fajaron en darnos, convertirla en pensamiento crítico y mejorar lo que a uno le enseñan. Voy a esforzarme por vivir en un mundo donde mi hijo doble el laundry de su hermana, sin ningún titubeo, y donde mi hija vaya y bote la basura sin protestar. Lo haré, no porque soy “de avanzada” o “moderna”, lo haré porque simple y sencillamente es lo correcto. Y lo correcto nunca pasa de moda.

Hot Topics Archives – Café Punto y Coma.

“If you believe in equality, you might be one of those inadvertent feminists… And for this I applaud you.

We are struggling for a uniting word but the good news is we have a uniting movement. It is called HeForShe. I am inviting you to step forward, to be seen to speak up, To be the he for she. And to ask yourself if not me, who, if not now when.”
— Emma Watson

Para más información sobre el movimiento HeForShe, visiten http://www.heforshe.org/

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