Juzgar, un círculo vicioso de injusticia y desencanto.
Cuando castigas como actitud educadora no podrás esperar que nadie sea benévolo contigo cuando lo necesites.
Cuando te conviertes en juez constante y castigas creyendo que corriges, conviertes a la sociedad en un círculo de odio y resentimiento.
De esa forma conviertes a la sociedad en un círculo de odio, sangre y resentimiento; Vas a recibir de la naturaleza lo que des, si siembras, cosecharas, el problema es que los seres humanos somos tu propia naturaleza, somos esa parte de ti, que está en mí, en cada uno de nosotros.
Juzgar y corregir es parte de todos, sin embargo no es la mejor.
Juzgar implica que no estoy mirando la parte de mi culpa en una situación, corregir implica que no estoy pensando que un día podré ser corregido.
En ese preciso instante se cierra el círculo donde los demás, querrán cobrarte o cobrarme los errores o quizás, querrán sencillamente ser jueces y corregir al igual que lo hicimos nosotros; Y por desgracia comienza el círculo de ” yo te hago, lo que me hiciste” o “aplico las leyes o reglas de la forma en que lo hiciste“.
Ahí, en ese preciso momento se inició este círculo interminable de injusticia y desencanto, cuando todos quisimos ser justos y vivir el encantamiento de poder juzgar a todos.
Verónica Galla
Instagram @Vgallas
Del Libro reflexiones.
5 de junio 2016