La alegría derivada del éxito y la capacidad no sólo se estropea por la envidia de los demás, sino también por nuestros falsos ideales de humildad. Nos adoctrinan desde pequeños para que seamos independientes, competentes e inteligentes, pero no debemos saber que lo somos, o por lo menos, no debemos comportarnos como si lo supiéramos.
La auténtica humildad es tener conciencia de que siempre podemos llegar más lejos y que existimos en un contexto más amplio de vida. Humildad significa conocer nuestro sitio dentro de la creación; no significa menospreciar los sentimientos que nos dan un sentido de alegría y valoración.
–Verena Kast