…Cuando un suceso repentino nos obliga a abandonar nuestros hábitos cristalizados, se activa un potencial insospechado. La Teoría del Caos sostiene que existe un orden subyacente en lo que parece ser caótico y que los sistemas caóticos se caracterizan por una gran capacidad de adaptación al cambio. Lamentablemente, no ocurre lo mismo con los seres humanos y a la mayoría de las personas les resulta sumamente difícil renunciar al orden establecido para adaptarse a la forma aparentemente desorganizada en que suele presentarse lo nuevo
“Para cambiar es necesario reestructurare”
Lacapacidad para efectuar los cambios necesarios varía. Algunas personas pueden convertir el plomo en oro y, logran, justamente debido a una crisis, realizar una gran transformación. Otras, en cambio, poseen un talento para la alquimia inversa y convierten al oro potencial en plomo: se instalan en el resentimiento y el rol de víctimas, culpando a otros – su pareja, sus hijos, su mala suerte, la sociedad corrupta o Dios – por las desdichas que les ocurren.
–Alicia Schmoller
El cambio de actitudes
Los principios básicos de las actitudes nos dicen que cada uno de nosotros es responsable de sus propias actitudes. Si mis actitudes son mi propia creación la única persona que las puede cambiar soy yo misma.
Al mismo tiempo, ninguno de nosotros es un sistema cerrado. Creamos nuestras actitudes para entender el mundo que nos rodea y, por tanto, nuestras actitudes están permanentemente abiertas a la influencia del entorno.
Eso hace que las actitudes estén en continua transformación. No tenemos más que mirar hacia el pasado para darnos cuenta de cómo y cuanto hemos cambiado nuestra manera de pensar sobre un tema concreto. Las cosas que creemos a los 5 años no tienen mucho que ver con las cosas que creemos a los 10, no digamos a los 30.
Por lo tanto, el problema no es tanto conseguir cambiar de actitud, sino conseguir que cambiar la dirección deseada. Para ellos las dos palabras mágicas son influencia y respeto.
Influencia:
“No hay peor sordo que él que no quiere oír” Refrán popular
Se puede lograr que el cambio de comportamiento por la fuerza, pero la fuerza no resulta muy eficaz cuando lo que se pretende es conseguir un cambio en la manera de pensar. De hecho suele ser contraproducente. Esta actividad es clarificadora del efecto de la fuerza en el cambio de actitudes.
Nuestra capacidad de motivación está directamente relacionada con nuestra influencia en el otro. Tendremos más influencia cuanto más nos escuche el otro o escuchemos al otro. Una de las grandes paradojas de la comunicación humana es que si queremos que el otro deje de estar sordo y tenga interés en escucharnos primero tenemos que escucharle nosotros a él.
La empatía y la capacidad de entender al otro son los cimientos sobre los que se asienta nuestra capacidad de motivación de los demás y viceversa. Lo que quiere decir que el primer paso para poder motivar a los demás o a nosotros mismos es observar e intentar saber todo lo posible sobre su manera de pensar o lo que esta pasando..
Respeto:
“Cambiamos sólo cuando decidimos que ese cambio nos ayuda a ser lo que queremos ser”
Margaret Wheatley
Si partimos de la base de que motivar al otro suponer influirle para que cambie sus actitudes tenemos que actuar desde el respeto a la capacidad que el otro tiene de tomar sus propias decisiones en función de sus intereses.
En la práctica esto implica renunciar a la idea de que “yo soy el experto que sabe lo que le conviene al otro” y aceptar las decisiones del otro cuando no coinciden con las nuestras o con lo que nosotros consideramos “políticamente correcto”.
Motivar al otro o a nosotros mismos no quiere decir elegir por el otro o para el otro, sino ofrecer alternativas viables, para que se pueda elegir la que más le conviene.