Sé que es muy natural en las mujeres esa condición maternal que la mayoría llevamos y ejercemos con tanto placer.
También comprendo con mucha facilidad, que eso genera esa condición de querer ayudar a las personas que amamos, de ser parte de su crecimiento, de sus éxitos.
Me parece perfecto que tengamos este tipo de actitud cooperadora pero me pregunto dónde están los límites cuando se trata de una pareja.
Seleccionarle a un hijo de 5 años la ropa que se va a poner, es una forma ideal para agilizar el proceso y ayudarnos a nosotras mismas a ganar tiempo, entendiendo que el niño no maneja ciertos conceptos de combinación o ropa adecuada para el momento, pero hasta qué punto es sano hacer este tipo de cosas por una pareja.
Conozco mujeres que casi se han tirado sobres sus hombros la carrera de sus parejas, sus proyectos, sobre cargando su vida en pos de estar ligada a todo lo que hace su marido.
Tratando este tema en un grupo de amigas, par de ellas comentaron, que ellas les compraban la ropa a sus esposos, que era una forma de hacerse “INDISPENSABLES’’, argumentando su base para esta conducta; otra parte de los comentarios, era que aun después de divorciados él le seguía pidiendo el favor de que fuera a la tienda a comprarle sus camisas.
Otras, le montaron oficinas, set de trabajos o amueblaron apartamentos a sus novios, creyendo que así jugaban un papel preponderante en sus vidas.
No creo que esto, en mi humilde opinión, sea una ventaja.
Ser indispensable no evita una infidelidad, no evita, una ruptura de matrimonio, (tal como sucedió en estas relaciones) entonces me pregunto ¿Para qué? Si algo aprendí en esta vida es que nadie es indispensable.
Veo como vieja costumbre tener la mala costumbre de convertirnos en la madre de nuestros maridos, muchos dicen que cada relación encuentra su equilibrio y funciona con sus propias reglas, pero a mi modo de ver las cosas, las reglas deben de ser equitativa y sanas para ambas parte del matrimonio.
¿Ser indispensable a base de qué? ¿De hacerle al otro la vida tan cómoda que la tuya se desangre? No me parece lógico, ni natural, ser la indispensable por que el otro va de robo.
¿De dónde sacamos el cuento de que ser la indispensable es sano en una relación? No sé.
Yo no quiero ser la indispensable, quiero ser la amada, no quiero que un hombre se quede compartiendo conmigo una casa por que salirse le saca comodidades que yo le doy.
¿Se supone que esta es una artimaña de inteligencia femenina? Si esa es un arma de guerra me parece que la invento un hombre.
Quiero un hombre que desee compartir una casa conmigo, porque prefiere acostarse conmigo, que andar en la calle.
Dicen que en el amor y la guerra todo se vale, yo no lo creo, hay límites para ganar con orgullo, no con la pena de ser su salida más cómoda.
Las mujeres no parimos hombres grandes, ni viejos y es bueno entender que no soy su madre, soy su mujer.
Les dejo un abrazo eterno,
Verónica Galla. @vegallas
Del libro reflexiones.
25 Oct 2019