Mi madre es mi disco duro
Por Verónica Galla
Nuestra madre es la primera forma de ejemplo que conocemos, la primera figura en quien confiar, los primeros brazos que nos acogen, las primeras palabras que nos amparan en nuestros primeros lazos de miedo, desamparo, hambre y llanto, nuestra madre es sencillamente nuestra conexión con la existencia; sin ella no estuviéramos aquí, ni en ningún sitio, y sobre todo no estuviéramos tan repletos del amor que nos permitió, crecer, desarrollarnos, socializar, hacer amigos y enemigos, perdonar y ser perdonados.
Nuestra madre es esa base de datos cibernética que en el recuerdo aun después de haber partido, nos sigue guiando, nos sigue instruyendo, sobre cómo llevar la vida y sobrevivir a las angustias.
Mi madre es mi disco duro, que al igual que Superman, tengo mi fortaleza de la soledad, que me fortalece en esos momentos en que solo su recuerdo, cual llave virtual me lleva al mundo de respuestas que tantas veces me dio en vida y yo muchas veces ignore.
Ese es el legado materno, una guía eterna, un patrón de conducta, un amor que nos hace fuerte, que nos amarra, que nos da fe en la vida y sobre todo en nosotros mismos.
Que tremendo legado, poder seguir amando aun después de haber sido, aun después de habernos ido.
Benditos aquellos que respetaron su don de haber sido padres, benditos aquellos que amaran y protegieron, sin más motivos que el amor que genera el hecho de haber traído hijos al mundo.
Verónica Galla @vegallas
5 de junio 2016.