Por Verónica Galla
Qué difícil es entender a los mudos, los mudos de alma, los mudos de gestos, aquellos muertos en vida que tanto les cuesta dejar saber lo que piensan pero mucho menos lo que sienten.
A veces parece cobardía, cuando vez aquellos que no infringen una leve mueca, sobre todo con los seres que aman.
Nos desangramos solo para justificar su falta de enlace con nuestra alma, con su medio ambiente, o su escasez de compromiso ante el compromiso.
Que incomprensible se nos hacen los que siempre responden con un maldito silencio., es la escenificación pura de la burla, del ocultismo, porque ambos sabemos que no es miedo lo que siente, este de corto lenguaje, ambos sabemos que lo mueve el mas asqueroso desafió… su alma muerta su asombrosa carencia de sentir, son dictadores del sentimiento.
Que denso se torna el mundo, de los mudos emocionales, de los desguarnecidos de aliento vital para vivir una vida compartida.
Los miro y se abate mi alma, solo pena logro sentir por ellos, encerrados en su mundo, un mundo sin palabras, un mundo que vive de la pena y la miseria humana, un mundo tan minúsculo y tan intenso como las cuerdas vocales de su alma.
Verónica Galla
Del libro Reflexiones.
2015
