by Veronica Galla
Estuvimos conversando un grupo de amigas sobre los hombres y nuestra sexualidad y fue inevitable para las solteras que llegara el tema de la masturbación, unas, lo negaron como si estuviéramos hablando de un pecado capital, y si entiendo que tiempo atrás solían juzgar a hombres y mujeres por esto, pero jamás pensé que todavía hubieran mujeres, estudiadas, profesionales, con una vida sexual activa, que se negaran a tocar el tema, pero mucho más que admitieran sentir que no es correcto darse placer por una misma…uhhhh
Muy por en cambio otras defendieron su posición alegando que era más simple muchas veces sentir placer, pensar en una fantasía y llegar a un clima que no piensan que sea mejor o peor solo diferente en donde pueden cumplir sueños que no están dispuestas a llevar a la realidad o sencillamente no tienen con quien.
Pero todas las que estábamos de acuerdo con masturbarnos coincidíamos en algunos datos curiosos:
1. Es rico, por que se tiene un orgasmo en el momento exacto que lo esperamos.
2. Puedo hacer el amor con alguien, sin pedirle permiso.
3. A veces quieres tener sexo … y solo eso, a veces hacerlo con pareja implica muchas cosas más.
4. Cuando no tienes parejas, le temes a las aventuras por cuestiones de salud o sencillamente no te sientes cómoda con un extraño.
5. No dañas a nadie, no es una infidelidad.
6. No te dañas a ti misma siempre y cuando no lo conviertas en un hábito nocivo y enfermizo (por ejemplo: hacerlo 10 veces al día, o desechar a tu pareja por ello.)
7. Simple, eficaz y te permite conocer mejor tus limites, tu sexualidad y tu cuerpo.
Se suele decir que cada cabeza es un mundo y nada más cierto que eso, la sexualidad y la masturbación son diferentes en cada ser humano y generado por miles de motivos diferentes en cada uno de nosotros, pero lo cierto es que cada uno de nosotros tenemos derecho y debemos tener una vida sexual satisfactoria, es sano y alimenta una buena parte de la alegría de vivir, nuestra sexualidad es una necesidad no es un lujo y sabes qué? Es rico vivirla.
Escrito por Verónica Galla
Del libro Reflexiones