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Rosa Rebelde

Ella me dijo se tú. Habla de tu historia, sobre cuánto te ha costado llegar hasta donde estás. Habla de tu manera de ser guerrera, sobre cómo te has rebelado, retado y reinventado tantas veces, en especial cuando murió tu mamá. Por algo dicen que se aprende mucho más con los daños que con los años. Definitivamente no somos los mismos de un tiempo atrás, y no me refiero precisamente a la edad o apariencia, sino a la experiencia.

¡Claro!, pensé. ¿Cómo se puede hablar de ser mujer en nombre de todas sin empezar por nosotras mismas?

Primero que todo, mi nombre es Rosa y aunque puedan atribuirme ser delicada y frágil; la verdad es que soy rebelde.  Desde carajita me bautizaron “Rosa Rebelde” porque he pasado por tanto que me he fortalecido. Los momentos duros son los que alimentaron mi rebeldía. Muchos afirman que a pesar de esa rudeza sigo teniendo esencia, brillo en los ojos, naturalidad y al parecer tantos corazones como pétalos.

Soy guerrera de la vida real. Represento a la mujer desafiante, llena de vida, fe y con inquebrantable espíritu. Las Venezolanas, las latinas, las mujeres, TODAS somos guerreras por naturaleza. Aunque a veces podamos ser vencidas nunca seremos derrotadas. Todas tenemos una historia que contar.

Soy rebelde pero con causa, la cual es empoderar a las mujeres, dejándoles saber que está bien no ser perfecta, es posible mantener un balance, es posible escoger sin sentirse obligada, es posible ser princesas guerreras. El mundo es nuestro si somos lo suficientemente valientes para tomarlo.

Cargo mis armas de manera visible, no tanto para que crean que soy ruda sino para que todo el que me vea, no le quede la menor duda de con quien se está metiendo. Tengo tantas municiones como resiliencia.

Si les hablo de la época de mi madre, entenderían mi historia. Ella me enseñó mucho de lo que me hace ser quien soy hoy, ella me mostró lo que es “Ser mujer guerrera” y al mismo tiempo ella se convirtió en mi más dura lección.

Hasta hoy en día recuerdo que me han preguntado ¿Te sentiste alguna vez como la hija olvidada porque tu mamá trabajaba mucho? Sinceramente me parece que es la pregunta más ridícula e incómoda que me han hecho. ¡OBVIAMENTE NO! Me siento orgullosa, por haber tenido una madre que en un “mundo de hombres” se abrió camino, logró metas con los que yo sueño hasta la actualidad, y sobre todo siempre se veía impecable, sin descuidar a sus hijos. Mi mamá nunca salió en pijama, ni para dejarme en la escuela, siempre buscaba lucir presentable hasta con un look deportivo. Cuidaba su pelo aunque era muy práctico porque casi toda su vida tuvo un mismo estilo corto como la actriz Jamie Lee Curtis. Siempre regia aún y mientras luchaba contra el Cáncer.

Hoy que estoy viviendo mi adultez, aunque ella ya no está, puedo inspirarme de tantas anécdotas de como me enseñó que nunca se debe dejar de ser mujer por ser mamá.

Generación tras generación a las mujeres se nos exige demasiado, pues tenemos que al mismo tiempo tener: buena imagen, buena conducta, buen trabajo, buen hombre, familia, estilo de vida, hogar perfecto, dar vida (tener hijos) y dedicar gran parte del tiempo a una buena crianza sin olvidar nuestra independencia al cuidar de nosotras mismas, superarnos y trabajar para sustentarnos. Antes de todo esto, debemos tener un camino profesional envidiable, sacar tiempo para hornear galletas, llevar una galería decente en Pinterest, Instagram o Facebook, también ir al gym o de alguna manera mantenernos saludables, comer balanceado, saber cocinar, estar a la vanguardia en el look adecuado del momento, saber de todo un poco, rescatar mascotas de la calle, ir a la iglesia, leer libros, emprender y podría seguir con la lista de expectativas creadas, ¿adivinen por quién? por todos, por muchos y hasta por nosotras mismas. Lo peor es que si no cumplimos con estas expectativas, un gentío se verá afectado sobre todo los que se creen con el derecho de opinar sobre la vida de los demás.

Las mujeres somos juzgadas por nuestras decisiones constantemente, hay algunas que quieren dedicarse a los hijos, su casa y marido, entonces son criticadas porque están “desperdiciando su vida”. Hay quienes no se quieren casar, entonces son criticadas porque “una mujer sola es sinónimo de amargura”. Hay otras que –casadas o no- no quieren tener hijos y entonces también son blanco de ataques porque “no saben de lo que se están perdiendo y lo lamentarán más tarde, cuando se queden solas y no tengan quien las cuide”.

SI TE PREGUNTO QUÉ ES LO PRIMERO QUE PIENSAS AL VER MI FOTO ¿QUÉ ME DIRÍAS? Podrías pensar que se trata de la edición de una novela moderna de chicas de la mafia, pero realmente detrás de eso hay más, hay historia.

Si dedicamos unos segundos a pasearnos por las revistas femeninas, revistas para mujeres, revistas de mujeres, revistas escritas en muchos casos por mujeres, nos daremos cuenta de que no hay lugar para el arte, para la mujer artista o la mujer a la que le interesa algo más allá de la vanidad y la moda. Salvo contadas excepciones, las revistas de entretenimiento para mujeres se dividen en las siguientes categorías: moda, belleza, sexualidad, trucos, corazón, famosas, ¡horóscopo! ¿Really? ¿Éstas son nuestras palabras claves como mujeres?.

Más confuso aún es que queremos igualdad pero al mismo tiempo excepciones con nosotras porque somos frágiles, prioridad, leyes especiales, beneficios ante el hombre, quedarnos con todo ante un divorcio por ejemplo. Hay campañas de mujeres que expresan ¡queremos respeto! pero cuando se van a referir a otra (por bulling, odio, celos) lo hacen con palabras soeces y denigrantes. Lo que me lleva a pensar eso de que el ser humano es el único que busca destruir a su propia raza.

Estamos tan “modernizados” que hemos normalizado la vanidad femenina hasta rozar el absurdo y el ridículo. Ahora lo relacionado con el mundo de la mujer está fuertemente ligado con la necesidad de sentirse guapas: pero no para sentirse amadas o deseadas, sino para ser aceptadas.

Señores y señoras, recuerden que las mujeres venimos en todos los tamaños, colores y formas. Algunas volamos, otras caminamos, aunque la mayoría corremos. Nosotras mismas debemos defender y demostrar que una mujer (abuela, mamá, hija, esposa, hermana, tía, prima, familia, amiga, cercana… todas) y su pasión es lo que hace girar al mundo. Debemos luchar con nosotras mismas antes que querer o intentar luchar por el mundo como súper mujeres por decisión u obligación.

Me estoy rebelando de nuevo y como siempre, porque quiero que hagamos honor a nuestro cúmulo de experiencias, de personas que nos han marcado y a las vidas que hemos transformado. Vamos a armarnos de rebeldía (con causa), fuerza, pero también locura, originalidad y encanto.

Dejemos de hacer juicio de nuestro roll en la sociedad, encarguémos de ser felices, realmente felices. Esta será la influencia más hermosa, y nuestro legado memorable. No es la actitud sino lo que hacemos con ella. Quiero inspirarte o al menos motivarte a reflexionar sobre tu rebeldía.

No sé si soy una mujer del siglo XXI, ni siquiera sé qué tipo de mujer es esa, sólo sé que tengo que hacer honor al nombre con que me bautizaron (Rosa Rebelde), también a mi esencia, a mi historia, a mi mentora (mi madre), por lo que estoy fabricando mi felicidad, y mis niveles de consciencia solo apuntan esto: rebeldía con causa.

Ganadora segundo  Lugar:

Autor: Lya Galdona

Venezuela

Licenciada RR.HH Relaciones Industriales graduada de la UCAB

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